Estimados colegas y asociados,
En más de una oportunidad nos hemos manifestado respecto de la problemática no solo del honorario médico sino también de su ingreso estructural y como esto impacta en su realidad y en la realidad de la sociedad en general. Es este uno de los temas en los que mas fuertemente trabajamos desde AOTCABA.
A través de los años se fue desvirtuando la forma de contratación de los profesionales médicos. Según datos brindados por entidades sindicales en materia de salud, mas del 90% de los profesionales de la salud prestan sus servicios de forma absolutamente irregular, o como comúnmente se llama en negro. A esto se le sumo la falta de acompañamiento al proceso inflacionario que vive el país que ha generado no solo una innecesaria conflictividad en el sector, sino también un innecesario y evitable perjuicio para con la atención y el servicio de salud que se debe prestar a la sociedad. Este modalidad perversa de imposición de condiciones, en la que no solo no se actualiza el ingreso del médico sino que se le suma cada vez más horas de trabajo, se le practican más retenciones a sus ingresos, se le paga a 90 y/o hasta 120 días sin ningún tipo de interés compensatorio, y se lo somete al punto de ser común la frase “.. si no te gusta ándate y busco a otro…”, golpea no solo al médico, sino que resulta ser el paciente y la sociedad los más perjudicados.
El ingreso del profesional médico no es solo un honorario o un sueldo, constituye una parte de todo el circuito de trabajo profesional que le permite al médico tener la mínima tranquilidad emocional y mental necesarias al momento de prestar sus servicios, como así también estar continuamente formado, entrenado y actualizado, siendo esto lo que le brinda calidad y eficiencia al sistema de salud y lo que le permite seguir formando profesionales con los estándares de calidad que nos ha permitido ser reconocidos en todo el mundo. No entender esto, es no entender la real importancia que tiene el recurso profesional humano dentro del sistema de salud.
No somos nosotros los responsables de la situación a la que están llevando a la actividad médica en su conjunto. Son las empresas del sistema salud, obras sociales, prepagas, instituciones públicas y privadas de salud, ART, gerenciadoras médicas y demás efectores del sistema, las que forman e imponen sin posibilidad de discusión alguna, el valor del trabajo médico. Son también estas quienes construyen las políticas sanitarias de este país sin darle a las Asociaciones Médicas ningún tipo de participación, no obstante son estas las que más conocen su propia actividad y los problemas de la actividad médica en su conjunto.
Atacar el ingreso del profesional médico, ya sea no actualizando el mismo, imponiendo unilateralmente condiciones, presionándolo a trabajar en condiciones no adecuadas, sin los elementos adecuados y sin los tiempos de descanso correspondientes, no es otra cosa que provocar deliberadamente el derrumbe del sistema de salud y llevarlo a la situación de precariedad en la que hoy esta y que nunca antes se vio.
Hemos advertido que este accionar generaría graves consecuencias que lamentablemente estamos viviendo hoy, y seguimos advirtiendo la triste realidad de que cada vez son más los médicos de las distintas especialidades que emigran a otros países, desalentados por políticas expulsivas y persecutorias o simplemente dejan de ejercer una profesión que ha dejado de ser rentable. La falta de especialistas en cada una de las ramas de la medicina es sumamente grave y difícil de revertir en el corto plazo. La formación de un especialista es un trabajo coordinado y continuo de muchísimos años, más de una década, y es lo que permite brindar prestaciones de salud de calidad a la sociedad. Vemos con mucha preocupación como se está atentando contra ello. La prestación de salud de calidad no tiene que ver con hotelería, con modernas fachadas de edificios y/o enormes inmuebles con equipos de última generación desprovistos de personal médico. Tiene que ver con contar con profesionales debidamente formados y capacitados, de manera que el sistema sea eficiente. La pandemia ha demostrado de la forma más cruel el grado de precariedad en el que estamos y pareciera nada se ha aprendido de esto.
Trabajamos en un sistema que deliberadamente nos coloca en un lugar de absoluta indefensión como profesionales supuestamente independientes, donde se nos obliga a trabajar de una forma absolutamente irregular, y sin la mas remota posibilidad de discutir las condiciones de contratación como debería ocurrir en una sociedad sana en donde no sea el sometimiento del profesional médico el modo normal de relación. Se nos obliga en la mayoría de los casos a facturar como profesionales supuestamente independientes, pero se nos aplican todas las características típicas de un contrato formal de trabajo, claro esta sin ninguno de los beneficios de este.
Hoy los problemas de la actividad se dan dentro de un contexto inflacionario sostenido, que en muchos casos ha obligado al profesional médico a cobrar bonos complementarios ante el incumplimiento contractual de las empresas de salud y efectores del sistema, quienes inexplicablemente no han actualizado el ingreso del profesional médico. Esta situación atípica, reiteramos, generada y provocada por la inacción de las empresas públicas y privadas del sistema de salud, no es otra cosa que un remedio inevitable que le permita al profesional médico tener un ingreso digno de subsistencia y que le permita al paciente poder seguir contando con su profesional médico y poder seguir teniendo sus debidas prestaciones de salud.
La actividad médica es hoy una de las actividades que mayor atraso tiene en materia de recomposición de sus ingresos, superando ampliamente en muchos casos el 300 % de pérdida real de poder adquisitivo en comparación con la inflación de los últimos 5 años. En muchos casos se ha llegado al insólito caso en que lo que pagan las empresas del sistema, ni siquiera alcanza para cubrir los costos de los materiales descartables de una práctica profesional. Existen prácticas quirúrgicas cuyo valor es similar al de un café, siendo por más inverosímil que parezca, una triste realidad que insólitamente es justificada y defendida por autoridades de distintas obras sociales del país.
Entendemos que esta situación es insostenible e inaceptable, y las medidas individuales tomadas por muchos colegas, no solo se encuentran justificadas sino que resulta importante dejar expresamente aclarado que encuentran su origen no solo en el incumplimiento contractual de los financiadores del sistema de salud, sino en la actitud inmoral de no brindar acompañamiento a quienes hace algunos meses pedían aplaudirlos por su trabajo incondicional en la pandemia. No obstante advertimos que esta situación requiere soluciones de fondo y debe ser solucionada por aquellos que tienen las responsabilidades y facultades para ello. La actitud irresponsable asumida por muchos empresarios de la salud y directivos de los distintos efectores del sistema, resulta repudiable, inexplicable e inentendible, toda vez que no logran entender la magnitud del problema al que hoy nos enfrentamos. También llama la atención la falta de intervención y apatía por parte de los funcionarios de los distintos organismos del estado de los distintos gobiernos de turno, quienes no han hecho absolutamente nada para cambiar esta realidad no obstante han sido advertido en innumerables ocasiones.
Esperamos que cambie esto con el próximo gobierno que sea elegido por el voto popular y que se tome real dimensión de la problemática en la que se encuentra el sistema de salud. Desde AOTCABA seguiremos trabajando y dando visibilidad a un tema en el que existe mucho desconocimiento por parte de la sociedad en general y en el que se quiere desde algunos sectores colocar al médico en un lugar de responsabilidad que no tiene. Asimismo realizaremos las presentaciones ante los distintos organismos del estado en defensa de aquellos profesionales que increíblemente han sido denunciados por las empresas del sistema de salud.
Saludos cordiales,
Comisión Directiva AOTCABA
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